El Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), es el organismo público encargado de instrumentar, aplicar y dar dimensión a las políticas públicas en el ámbito de la asistencia social.
El Sistema Nacional DIF (SNDIF) tiene su primer antecedente en el Programa Gota de Leche, que en 1929 agrupaba a un sector de mujeres mexicanas preocupadas por la alimentación de las niñas y niños de la periferia de la ciudad de México.
A partir de Gota de Leche se formó la Asociación Nacional de Protección a la Infancia que comenzó a recibir apoyo de la Lotería Nacional para la Beneficencia Pública.
El 31 de enero de 1961, tomando como fundamento los desayunos escolares, se crea por Decreto Presidencial, el organismo descentralizado Instituto Nacional de Protección a la Infancia (INPI) que generó una actitud social de gran simpatía y apoyo hacia la niñez.
El 15 de julio de 1968 es creada, también por Decreto Presidencial la Institución Mexicana de Asistencia a la Niñez (IMAN), que se orientaba a la atención de niñas y niños huérfanos, abandonados, desvalidos, discapacitados o con ciertas enfermedades. Más tarde, en los años setenta, se crea el Instituto Mexicano para la Infancia y la Familia.
Es así como en 1977 se crea, por Decreto Presidencial, el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, a partir de la fusión del Instituto Mexicano para la Infancia y la Familia (IMPI) con la Institución Mexicana de Asistencia a la Niñez (IMAN).
El 29 de marzo de 1977 se crea en el Estado de Nayarit, el Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia, a iniciativa del Coronel J. Rogelio Flores Curiel, Gobernador Constitucional del Estado de aquella época. Más tarde, el 1 de noviembre de 1986, se crea la Ley sobre el Sistema Estatal de Asistencia Social, presidido y dirigido por el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia en Nayarit.
Actualmente, la constante evolución del ritmo de vida de la población, ha propiciado un esquema de cambio constante. Por ello, las acciones de DIF se están orientando hacia un desarrollo humano, que mejore la calidad de vida las familias nayaritas y genere una cultura de autogestión y desarrollo, lo que les permitirá resolver sus propias necesidades y disminuir significativamente el asistencialismo.
